quinta-feira, 3 de dezembro de 2009

5.ª «RESPUESTA A LOS QUE PROPONEN ELIMINAR ALMINARES O MINARETES DE MEZQUITAS», ARXITECTA FATIMA-ZAHRA AITOUTOUHEN TEMSAMANI SCRIΨIT

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Apreciar en su justo valor, el arte no está al alcance de todos. Sólo, los privilegiados lo sienten y una de esos privilegiados fue la irrepetible cantante egipcia Oum Kaltum, a la que fascinaban los alminares de las mezquitas marroquíes, turcas, sirias, etc. ¡Y qué decir de la Giralda¡ y un sinfín de minaretes que adornan el espacio de todo el mundo.

Pero, descerebrados como son algunos politiquillos de fortuna que ahora lideran la gran barbarie de prohibir alminares ¿saben acaso quién fue Oum Kaltum?

Cegados por el chocolate, los relojes y el dinero ajeno, unos inútiles para otra cosa de provecho, caprichosos políticos salidos de las cavernas helvéticas, intentan doparnos con la estrafalaria idea de ¡cuidado con los minaretes¡ para desviarnos de lo que es verdaderamente importante en estos tiempos de crisis moral y económica que no consiguen dominar y, de paso, intentar hacer pasar por la guillotina a una arquitectura religiosa de incalculable valor, sabiendo como saben que una mezquita sin alminar es como un almuédano mudo, que es, al fin y al cabo, lo que persiguen con todo el rencor de que son capaces.

En Sevilla nos está pasando algo parecido. Estamos luchando desde hace 24 años por una mezquita digna y hasta ahora, tendremos que seguir cumpliendo nuestras obligaciones religiosas en garajes y pseudo-mezquitas de fortuna, esperando que un día la mentalidad de algunos cambie y con ella la suerte de miles de musulmanes que se sienten discriminados en su derecho a la libertad religiosa.

Estoy segura de que los cristianos que viven en países árabes y musulmanes no sufren la misma discriminación. A poca distancia, en Marruecos, las campanas nunca dejaron de tocar, anunciando misas y festividades cristianas que están integradas como parte de una cultura ejemplar con la que convivimos sin sentirnos ni ultrajados ni temerosos de que el cristianismo nos aniquile, como algunos piensan del Islam.

Estoy segura de que hay muchos como el profesor y arquitecto sevillano Rafael Manzano que, cuando habla y dibuja mezquitas y alminares se le ilumina el rostro por la admiración y el orgullo que le provoca la arquitectura exacta y bella de los alminares.

Qué serían de los cuadros de Mariano Bertuchi sin sus esbeltos alminares de la medina que lo enamoró.

Se imaginan a Sevilla sin alminar la giralda, a Marrakech sin alminar kutubía, a Rabat sin alminar hassan, Istanbul sin sus múltiples alminares en mezquitas, Cairo, Alepo, Damasco,.....

Tampoco me imagino a Iglesias y catedrales sin campanarios.

Reciba un cordial saludo,

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